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Abrasión
La abrasión se produce en diversas aplicaciones, como las bombas que transportan fluidos que contienen sólidos. Estos sólidos provocan fenómenos de desgaste en la superficie de los materiales, como estrías y microdesgarros. Así pues, la abrasión representa una forma particular de desgaste.
La intensidad de esta degradación mecánica en una superficie depende de varios factores, como el tamaño y la agudeza de los sólidos, la relación entre dureza y densidad y la concentración de sólidos en el medio. La resistencia a la abrasión de distintos materiales puede determinarse mediante el acoplamiento de un método de ensayo estándar, el ensayo de abrasión Taber. Este ensayo ayuda a cuantificar la pérdida de material debida a influencias abrasivas. El desgaste abrasivo provoca una pérdida de material que acorta la vida útil de la bomba y otros componentes que entran en contacto con el medio bombeado. Existen diversas medidas para prolongar la vida útil de estos componentes y reducir el desgaste. Por ejemplo, las concentraciones de sólidos y los caudales suelen estar limitados en las bombas centrífugas. Además, la inserción de acoplamientos de materiales duros y resistentes al desgaste y la aplicación de controles de velocidad en la bomba pueden ayudar a ralentizar la pérdida de material por desgaste abrasivo.